Sus padres fueron el abogado cuzqueño Víctor Manuel
Arguedas Arellano, que se desempeñaba como juez en diversos pueblos de la
región, y Victoria Altamirano Navarro. En 1917 su padre se casó en segundas
nupcias (la madre había muerto tres años antes), y la familia se trasladó al
pueblo de Puquio y luego a San Juan de Lucanas. Al poco tiempo el padre fue
cesado como juez por razones políticas y hubo de trabajar como abogado
itinerante, dejando a su hijo al cuidado de la madrastra y el hijo de ésta,
quienes le daban tratamiento de sirviente.
En 1921 se escapó con su hermano Arístides de la
opresión del hermanastro. Se refugiaron en la hacienda Viseca, donde vivieron
dos años en contacto con los indios, hablando su idioma y aprendiendo sus
costumbres, hasta que en 1923 los recogió su padre, quien los llevó en
peregrinaje por diversos pueblos y ciudades de la sierra, para finalmente
establecerse en Abancay.
Después de realizar sus estudios secundarios en Ica,
Huancayo y Lima, ingresó en 1931 en la Facultad de Letras de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos de Lima para estudiar literatura. Entre 1932 y
1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima,
pero perdió el puesto al ser apresado por participar en una manifestación
estudiantil a favor de la República Española.

En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de
Folklore en el Ministerio de Educación, para posteriormente ser promovido a
Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo ministerio
(1950-52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del
Museo de la Cultura Peruana, y el mismo año comenzó a publicar la revista
Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era
secretario), la cual dirigió durante diez años.

Trataron de recuperarlo en el mejor hospital del Perú, hasta que finalmente no se pudo hacer nada y murió con mucho talento por demostrar y dejarnos sus mejores obras.
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